"Juan está desesperado, quiere fama y trabajo. Su búsqueda de regreso se vuelve patética, desesperada", dice Gastón Pauls apenas termina de grabar una escena en la que un grupo de hombres de la calle (no, esto no se parece ni un poco a Humanos en el camino ) toma clases de teatro con el profesor que le enseñó a Juan todo lo que sabe. La vuelta que tanto ansía el personaje lo llevaría de regreso al punto exacto en que su vida se torció para siempre. Al momento en que pasó de ser uno de los protagonistas de la tira La vida es un juego a un desocupado que tiene una cara que a algunos, pocos, les suena, pero no saben muy bien de dónde.
Quince años pasaron desde que terminó ese ciclo juvenil en el que también aparecían Julián Weich, Cecilia Dopazo, Julieta Díaz, Nancy Dupláa y Esteban Prol, entre otros, un éxito que terminó de manera abrupta nadie sabe o recuerda muy bien por qué. Pero todos coinciden en que el final tuvo que ver con algo que Juan hizo, algo que estancó su carrera de actor hasta hacerla desaparecer, mientras el resto continúo su camino. No es casualidad que haya pasado casi la misma cantidad de años desde que terminó Montaña rusa y el final de La vida es un juego , la ficción dentro de la ficción de Todos contra Juan . De hecho, las coincidencias entre ficción y realidad son parte esencial de la propuesta en espejo deformante que propone el guión de Gabriel Nesci. Se trata casi de un ejercicio de historia contra fáctica: ¿Qué hubiera pasado con la carrera de Pauls si el fenómeno que causó Montaña en los primeros años 90 quedaba trunco? ¿Qué hubiera pasado si las películas, el reconocimiento y el trabajo que vino después del éxito televisivo adolescente no hubieran existido? De esas preguntas al nacimiento del personaje de Juan Perugia hay pocos pasos. "Juan quiere regresar y en el camino se encuentra con un medio hostil, egocéntrico, demagógico y egoísta. Nos reímos de eso, nos burlamos de nosotros mismos; de mí", confiesa Pauls todavía vistiendo las ropas de su criatura. El conjunto parece sacado de una vidriera de los años 90, tan quedado en el tiempo como la vida de Juan que siente que luego de aquellos tiempos gloriosos su vida dio un giro para peor del que sigue queriendo recuperarse.
Juan y compañía
Además de las sutiles referencias a Montaña rusa que aparecen en Todos contra Juan , hay una que es todo menos sutil. Es que como todo antihéroe que se precie, y Juan es el rey entre los antihéroes, el personaje de Pauls no está solo en su camino de regreso a la fama. Su más fiel defensor es Tony, el amigo incondicional que interpreta Sebastián de Caro, un experto a la hora de interpretar a los amigos incondicionales de los personajes de Pauls. Después de todo, ya lo hizo en Montaña rusa y lo vuelve a hacer ahora.
"Este programa forma un círculo perfecto. Es casi como si hubiéramos hecho aquél para algún día hacer éste. No habría hecho otra ficción, no me interesa, pero esta idea era tan buena que valía la pena", dice De Caro con la convicción que muestra todos los días como el compañero radial de Andy Kusnetzoff en Perros de la calle .
Tony es un coleccionista de objetos de la época de su infancia, tan fanático de la cultura pop como de Juan, una estrella, por lo menos para él. "Mi personaje quiere mucho a Juan, lo admira, cree que es el River Phoenix argentino, antes de su muerte, claro. Es amigo desde siempre, de la infancia. Quiere ayudarlo, aunque casi nunca logra lo que se propone", detalla De Caro al tiempo que describe a Tony, según una trinidad de ejemplos nada santos: "Tony es una mezcla de Jack Black, en Alta fidelidad ; de John Goodman, en El gran Lebowski, y de George Costanza, de Seinfeld ".
Con semejante equipo de su lado, Juan se asegura una suerte de paladín de la justicia obsesivo, constantemente enojado con la vida, pero convencido de su causa. En este caso, el regreso del actor pródigo. Claro que Tony no será el único defensor de la estrella sin fanáticos. También siempre de su parte está Luz (Mercedes Oviedo), su mejor amiga, una fotógrafa profesional que lo acompaña siempre a pesar de las complicaciones que su fidelidad puede traerle con su novio. En la raquítica lista de integrantes del club de fans de Juan Perugia, Luz figura en un sitio de honor, detrás de Tony, por supuesto. Lo cierto es que la relación de Luz y Juan podría ser algo más, pero, entre tantos sueños de grandeza y reconocimientos que no ocurren más allá de los límites de la cabeza del protagonista, el romance parece tan lejano como la posibilidad de que Juan consiga un Martín Fierro.
Juan y compañía
Además de las sutiles referencias a Montaña rusa que aparecen en Todos contra Juan , hay una que es todo menos sutil. Es que como todo antihéroe que se precie, y Juan es el rey entre los antihéroes, el personaje de Pauls no está solo en su camino de regreso a la fama. Su más fiel defensor es Tony, el amigo incondicional que interpreta Sebastián de Caro, un experto a la hora de interpretar a los amigos incondicionales de los personajes de Pauls. Después de todo, ya lo hizo en Montaña rusa y lo vuelve a hacer ahora.
"Este programa forma un círculo perfecto. Es casi como si hubiéramos hecho aquél para algún día hacer éste. No habría hecho otra ficción, no me interesa, pero esta idea era tan buena que valía la pena", dice De Caro con la convicción que muestra todos los días como el compañero radial de Andy Kusnetzoff en Perros de la calle .
Tony es un coleccionista de objetos de la época de su infancia, tan fanático de la cultura pop como de Juan, una estrella, por lo menos para él. "Mi personaje quiere mucho a Juan, lo admira, cree que es el River Phoenix argentino, antes de su muerte, claro. Es amigo desde siempre, de la infancia. Quiere ayudarlo, aunque casi nunca logra lo que se propone", detalla De Caro al tiempo que describe a Tony, según una trinidad de ejemplos nada santos: "Tony es una mezcla de Jack Black, en Alta fidelidad ; de John Goodman, en El gran Lebowski, y de George Costanza, de Seinfeld ".
Con semejante equipo de su lado, Juan se asegura una suerte de paladín de la justicia obsesivo, constantemente enojado con la vida, pero convencido de su causa. En este caso, el regreso del actor pródigo. Claro que Tony no será el único defensor de la estrella sin fanáticos. También siempre de su parte está Luz (Mercedes Oviedo), su mejor amiga, una fotógrafa profesional que lo acompaña siempre a pesar de las complicaciones que su fidelidad puede traerle con su novio. En la raquítica lista de integrantes del club de fans de Juan Perugia, Luz figura en un sitio de honor, detrás de Tony, por supuesto. Lo cierto es que la relación de Luz y Juan podría ser algo más, pero, entre tantos sueños de grandeza y reconocimientos que no ocurren más allá de los límites de la cabeza del protagonista, el romance parece tan lejano como la posibilidad de que Juan consiga un Martín Fierro.
Convencido de que la vida le jugó una mala pasada de la que todavía es posible recuperarse, el puntapié inicial para el "operativo retorno" de Juan será un nostálgico especial televisivo que se preguntará qué pasó con los protagonistas de La vida es un juego en el quince aniversario de su final. Allí estarán entonces Nancy Dupláa, Julián Weich, Fabián Vena, Eleonora Wexler y otros que no necesitan vivir del pasado porque en el presente siguen trabajando, en pantalla.
"Esta historia sirve para pensar un poco en eso de que si sos exitoso, si te va bien, existís, y si no, ya no sos. Si no haces 30 puntos de rating estás fuera. Es un poco lo que viví yo y otras cosas que no viví, pero vi. A Juan le cuesta mirarse y ver la realidad. Aunque es consciente de su fracaso", reflexiona Pauls, que gracias a este personaje se ríe también del paso del tiempo. De esa foto autografiada con su imagen que Juan lleva siempre encima para satisfacer los pedidos de sus fans. Aunque nadie se acuerde de él ni pueda evitar hacer una referencia a su pelo, a la falta de él, cada vez que la ven. Como el personaje del gran Phillip Seymour Hoffman en la comedia Mi novia Polly , un ex niño actor que es capaz de contratar a su propio equipo de filmación para hacer la E! True Hollywood Story que nadie más produciría y que a nadie más le interesa ver, Juan vive de ilusiones. De la fantasía de que el público aún lo recuerda, de que un nuevo papel podrá cambiar su suerte de nuevo. Aunque hayan pasado quince años, su cabellera ya no sea la misma y la vida hasta ahora haya sido un juego en el que él resultó el perdedor.
Adelanto de Todos Contra Juan
"Esta historia sirve para pensar un poco en eso de que si sos exitoso, si te va bien, existís, y si no, ya no sos. Si no haces 30 puntos de rating estás fuera. Es un poco lo que viví yo y otras cosas que no viví, pero vi. A Juan le cuesta mirarse y ver la realidad. Aunque es consciente de su fracaso", reflexiona Pauls, que gracias a este personaje se ríe también del paso del tiempo. De esa foto autografiada con su imagen que Juan lleva siempre encima para satisfacer los pedidos de sus fans. Aunque nadie se acuerde de él ni pueda evitar hacer una referencia a su pelo, a la falta de él, cada vez que la ven. Como el personaje del gran Phillip Seymour Hoffman en la comedia Mi novia Polly , un ex niño actor que es capaz de contratar a su propio equipo de filmación para hacer la E! True Hollywood Story que nadie más produciría y que a nadie más le interesa ver, Juan vive de ilusiones. De la fantasía de que el público aún lo recuerda, de que un nuevo papel podrá cambiar su suerte de nuevo. Aunque hayan pasado quince años, su cabellera ya no sea la misma y la vida hasta ahora haya sido un juego en el que él resultó el perdedor.
Adelanto de Todos Contra Juan
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