Belgrano es uno de los barrios más residenciales y refinados de Buenos Aires. Posee gran cantidad de viejas e importantes casonas señoriales, la mayoría típicas de fines del siglo pasado. Como contrapunto, en este barrio se han construido modernos, sofisticados, confortables y en algunos casos, espectaculares edificios de departamentos. Belgrano es un barrio cargado de cultura, tradición e historia y caminando por sus calles podemos apreciar monumentos, museos, bibliotecas y magníficas plazas. Basta saber que fue diseñado por Carlos Thays, el arquitecto francés contratado por Domingo Faustino Sarmiento, responsable de muchos de los parques más bellos del país.
Los terrenos del actual barrio se llamaban La Calera, ya que allí existía un establecimiento dedicado a la extracción de cal, material con el que se construyeron las primeras iglesias de la ciudad. Lo bautizaron con el nombre de Belgrano, en honor del creador de la Bandera. En 1880, y por espacio de unos meses, el gobierno nacional eligió al pueblo de Belgrano como capital provisoria de la República. En 1883, debido a su pujante crecimiento económico, social, edilicio y técnico, fue declarado ciudad.
El barrio se divide en tres zonas bien definidas y de características totalmente distintas: Bajo Belgrano, Belgrano Central y Belgrano R.
-Bajo Belgrano: La primera zona , más cercana al río y al Hipódromo, llega desde la estación Belgrano "C" del Ferrocarril Mitre hasta la Av. Figueroa Alcorta.
- Belgrano Central: tiene la ruidosa y activa Av. Cabildo, donde funcionan numerosos centros comerciales, confiterías, cines y demás sitios de esparcimiento, con un movimiento muy importante que se prolonga hasta las últimas horas de la noche.
- Belgrano "R": es más selecto. Allí se encuentra la estación del mismo nombre (Ramal "R"), y en él perduran aún los tradicionales "petit- hoteles" y grandes residencias construidas en estilo anglo sajón, rodeadas de frondosos árboles y jardines, que le dan al lugar un estilo muy señorial. Hablando del "corazón" de Belgrano, no podemos dejar de señalar a la calle Juramento, en la que, en sus principales cuadras, conviven el arte, la historia y la fe.
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